Hicieron muchos juegos con material reciclado en los que los niños y niñas tenían que soplar para jugar.
Este ejercicio es muy bueno a estas edades y les ayuda a desarrollar los músculos y órganos que intervienen en el habla ayudándolos a mejorar la pronunciación.
También nos contaron un cuento muy divertido sobre un pulpo al que había que ayudarle solplando de distintas formas.
Lo pasamos genial. Y nos regalaron unos matasuegras y unos globos. Fue una fiesta muy divertida.
Aunque lo más divertido, sin duda, fue la espuma que salía al soplar en uno de los juegos.
Jugando aprendemos divirtiéndonos.
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