Para ello hemos llenado de agua una bolsa de cubitos y hemos comprobado que la bolsa estaba blandita cuando estaba llena de agua. .
Después la hemos metido en el congelador.
Al día siguiente hemos sacado la bolsa y hemos comprobado que estaba fría y dura.
El agua se ha convertido en hielo.
Cada niño ha cogido un cubito y ha experimentado con él.
Lo han tocado, chupado, comprobado que se derretía y mojaba el suelo y las manos.
Han pintado dibujos con el hielo en el suelo y han comprobado que al secarse el agua desaparecían.
Hasta que los cubitos han desaparecido porque se han derretido. Ha sido muy divertido
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